viernes, 16 de abril de 2010

Corre niño que ahí viene el cura


La Iglesia se defiende diciendo que de los niños abusan en las escuelas y hasta en el mismo “hogar”. Cierto, desgraciadamente pasa en todas partes. Pero invitando a los críticos a que miren para otro lado no se resolverá el problema. Ya no. Porque la milenaria institución se enfrenta al enemigo que ha temido y destruido a lo largo de los siglos: la libertad de expresión. Y ésta y la ignorancia pegadas dan miedo. Indudablemente contra la Iglesia la traen, y le ponen ganas en acabarla, porque yo jamás he visto campaña semejante, por poner un ejemplo, contra los que atienden a los niños en los orfanatos.

Tal vez no todos los curas acusados son culpables, o tal vez no está ni la mitad de los que deberían de figurar en la lista negra. Poca importancia tiene porque el daño ya es enorme. Lutero no llego a tanto. Y ya no hay hoguera para los herejes, ni funcionaran las amenazas de excomunión, tampoco prohibir los libros o documentales, y no se pueden hacer los mártires porque éstos son otros, solo queda mostrar arrepentimiento y pedir perdón, y a ver qué queda cuando se apague el incendio, eso, claro, siendo optimistas y suponiendo que pase.

Una restructuración a fondo de la Iglesia no ayudaría a sacar a flote la imagen, y eso lo digo porque, desconozco que porcentaje, pero si sé que hay uno enorme de católicos que no tienen la más remota idea de cómo funciona la religión que profesan y que jamás, ni de chiste, han abierto una Biblia y no tienen la más minima intención de adquirir una para tenerla en casa. Son católicos porque los bautizaron y se persignan cuando pasan cerca de un templo. Con tal ignorancia no se puede saber la diferencia entre Cristo y los pervertidos que usan una sotana para ocultarse.

Indudablemente hay un enorme número de curas pervertidos en el mundo, tal vez sea poco más o menos que el de médicos, maestros, políticos, plomeros y albañiles. Pero lo cierto es que los que atacan por todas partes no están tanto en contra del abuso a niños, que es algo horrible, sino contra la Iglesia. Únicamente contra ella. Sin duda la época en que vivimos la ha desarmado ¿Cómo se puede defender una institución a la que le han quitado todas las armas con las que antes se defendía? Benedicto XVI, que es, ante todo, buen teólogo, no puede, como sus antecesores, defenderse como gato boca arriba. Sus palabras no tienen eco entre los millones que piden castigo para los curas pervertidos.

Curiosamente los que a lo largo de los siglos cuestionaron a la Iglesia Católica como institución, exceptuando a Lutero, pocos ladrillos pudieron tirarle. Y ahora, cuando tal vez sea un porcentaje muy bajo el de los curas con mente tan retorcida capacees de hacer atrocidades y que sus actos nada tienen que ver con la institución, no se le caen ladrillos sino muros completos. En los años que vienen sin duda muchos desertaran del catolicismo, tal vez se vayan a otra religión o se queden ateos. Puede ser que después de dos mil años de Cristianismo pronto veamos el año uno del ateismo.

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