miércoles, 5 de mayo de 2010

Le sirve más a la sociedad un ciudadano honesto que todo un partido político


Nada más es prender la televisión para ver que algunos anuncios de partidos políticos nos quieren convencer de quienes son los malos, los que no se preocupan por el pueblo, los corruptos, y en cuanto termina el comercial anuncian unos jabones y luego unas salchichas para que venga otro anuncio de otro partido político diciendo básicamente lo anterior pero culpando a los que se anunciaban cinco minutos atrás. Y eso que no estamos en época de campaña.

Por si fuera poco, entre propaganda de partido y partido también aparecen los anuncios del gobierno federal, de los legisladores y de los ministros de la Suprema, todos nos quieren dar a conocer lo que no sabemos porque sencillamente no pasa, es decir, su sacrificio por el bienestar del pueblo, el arduo trabajo y el compromiso que significa para ellos tener tan alto puesto. Si realmente hicieran otra cosa aparte de enriquecerse y echarse tierra unos a otros, se notaria en la mejoría de las condiciones de vida del pueblo, pero eso solo pasa en los discursos.

Los cierto es que nos quieren convencer de que la política juega un papel primordial en el país y de que ellos, los políticos, son importantes, lo cual no es verdad.

Millones de hombres y mujeres se levantan todos los días antes de que amanezca, se bañan, desayunan, llevan a sus hijos a la escuela y corren a su trabajo para llegar puntuales; se parten el lomo unas ocho horas, mas o menos, y regresan a su casa para convivir un poco en familia antes de caer rendidos en la cama. ¿Y en todo eso qué tuvo que ver el gobierno? Tanto como nada. Pero si a una de esas personas cuando regresa cansada a casa le ponen una pistola en la frente, le piden su cartera y si se niega adiós mundo cruel, entonces si, lo poquísimo que le toca hacer al gobierno, que es brindar seguridad, le está haciendo mal.

A lo que voy es que el Estado solo sirve eventualmente. Requerimos trámites oficiales, poner una demanda o cosas similares allá muy de vez en cuando. Casi todas las personas, afortunadamente, vivimos del sector privado y rara vez nos vemos obligados a verle la cara a funcionarios públicos. Si a alguien le roban, si decide ir a denunciar, bien le va si no se burlan de él.

En suma que casi nunca requerimos del Estado, todos los días nos preocupamos por resolver nuestros problemas más apremiantes y en eso rara vez tiene algo que ver él. Eso de que los políticos son importantes es una abominable mentira. Vivimos, o sobrevivimos, todos los días sin ellos, y cuando hace falta que si hagan algo, para no variar lo hacen pésimamente mal.

Esa importancia que se quieren atribuir los políticos es totalmente falsa, pero le echan ganas porque si los creemos indispensables pueden robar a gusto y ganar por su “trabajo” una fortuna. Toda la propaganda que nos mandan día a día es solamente para convencer al pueblo de que les permita seguir dándose vida de reyes sin tener que trabajar. Y desgraciadamente tienen éxito.

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