Debe de ser
difícil vivir y soportar una dictadura. No me ha tocado y ojala no me toque. Una
monarquía, por otra parte, se sustenta sobre principios solamente
tradicionales, pero en ningún momento refleja la elección de la sociedad. Es,
entre otras cosas, una dictadura con buenos modales.
Entonces,
tomando en cuanto lo anterior, ¿la mejor forma de gobierno es la democracia? Muchos
lo aseguran, pero yo no me atrevo. La democracia, a fin de cuentas, tampoco
tiene una base sólida, por el contrario, ésta va siempre contra razonamientos muy lógicos que, aun así, hay quienes se niegan a entender.
Dicen, los
que la defienden, que es la única forma de gobierno en la que el pueblo puede
elegir a sus gobernantes. Y yo me pregunto, ¿eso garantiza algo bueno? Es,
cuando menos, muy cuestionable que valga igual el voto de quien trabaja, se
esmera por progresar, respeta y se hace respetar, trata de comprender a la
sociedad de su país y su política, que el de quien se pasa el día sentado, sin
oficio alguno, albergando rencores por su situación y deseando que lo mantengan
con el dinero de otros.
Dicen que
todos los seres humanos somos iguales. Y la verdad es que eso no es cierto. No lo
somos ni en forma ni en fondo. Eso salta a la vista. Hay quienes quieren ser
mejores y quienes, por pereza, por apatía o qué se yo, no quieren ser nada, en
el mejor de los casos, porque en el peor quieren fastidiar al que nada les ha
hecho. Sin embargo, cuenta lo mismo el voto de unos y de otros. Y esa igualdad,
mañosamente planeada por los gobiernos, es moralmente muy cuestionable.
¿Cómo puede
tener derecho a elegir quien no sabe o no quiere producir?, aquél que envidia
lo que la pereza le ha impedido ganar ¿es apto para elegir a un gobernante?,
¿es sensato que una persona que no sabe absolutamente nada de política decida quién
gobierna y quién no?
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