martes, 24 de julio de 2012

Los legisladores de la ignorancia



Se supone que un legislador es un personaje al que envía su estado, su pueblo, su gente, sus paisanos, etc y etc, como su representante ante en el congreso federal para que defienda sus derechos, los de su gente, los de su patria chica, los de su pueblo, incluso ante miembros de su propio partido, porque primero, para un legislador, debe de estar su pueblo, su gente, su patria chica, sus votantes, etc y más etc.

Tristemente, pocos votantes recuerdan a sus legisladores. Quizás los vieron en campaña, tal vez les pidieron algo que necesitaban, probablemente les estrecharon la mano, pero no recuerdan si el fulano ése quería ser diputado local o federal, y después los olvidaron, porque a los legisladores, como son muchos, nadie los recuerda, nadie les reclama; ser legislador es el cargo público que no conlleva responsabilidades ni morales ni legales ni de ningún tipo. Pobres de aquellos que están solos, como los presidentes, los gobernadores y los alcaldes.

Ser legislador en un país tercermundista, donde la cultura siempre anda ausente, se presta para trabajar siempre por el partido, para sabotear al partido contrario, aun en contra de los intereses del pueblo del legislador, de su gente, de sus paisanos, de sus votantes, de aquellos infelices que ya lo olvidaron, aunque lleve apenas unos meses en el cargo. Qué tristeza.

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