Aunque el gobierno aún no se da por enterado, es bien
sabido que el sistema de jubilaciones, tal cómo está ahora, es una piedra que
pesa toneladas amarrada a la pequeña lancha que es economía de México. No hace
falta tener mucha materia gris para saber que nuestros abuelos llevarán al país
a la quiebra si las cosas continúan así. Y de hecho, no hay muchas perspectivas
que indiquen que cambiarán de rumbo.
Para que un sistema de jubilaciones funcione bien, o más
o menos bien, sólo existe un método a seguir: que una pequeña parte del sueldo
del trabajador vaya a engrosar el capital de un banco que, muchos años después,
devolverá ese dinero más los intereses generados.
De esa forma, el trabajador realmente ahorra para su
vejez y libra a los jóvenes que apenas están empezando a trabajar y al propio
Estado de que le financien la pensión. Pero el sistema mexicano apenas y como
que quiere funcionar así. Lamentablemente, ya se han cometido muchos errores y
la economía nacional está condenada a pagarlos en muy poco tiempo.
Hay trabajadores que apenas tienen 33 años, que ya han
cotizado 10 ante el IMSS y que sólo tienen que cotizar uno más, por allá cuando
tengan 59, para tener una pensión asegurada. Los filántropos que nos gobernaron
hace décadas pensaban que con 10 años laborando, o quinientas semanas, era
suficiente para ser merecedor de una pensión cumplidos los 60. Grave error que
pagaremos con crisis.
Otro problema es el dinero destinado a sostener a los
jubilados de las empresas públicas. Éstos sí que se han servido con la cuchara
más grande y son los que más castigan a la economía. En empresas del Estado, o
dependencias, ya que en realidad no producen, llámese IMSS, CFE, PEMEX, etc,
etc, sólo se requieren trabajar 30 años para obtener el derecho de irse a casa
a descansar de por vida. Si un
trabajador entró a los 18 y llega a vivir 88, castigará los bolsillos del
mexicano durante 40.
Es totalmente imposible que una dependencia pueda
sostener a todos los cincuentones todavía con fuerzas para trabajar y que año
con año optan por la jubilación. En realidad, como es bien sabido, dependencias
como el IMSS no logran sacar el gasto aun teniendo a 16 millones de
trabajadores cotizando. El dinero, más que en los enfermos, se va en sus jubilados
que muchas veces son todavía demasiado jóvenes.
Lo peor de todo es que estamos en la época del México
joven. Hoy en día hay millones de mexicanos en edad laboral, muchos más que los jubilados. Pero eso en
algunos años va a cambiar, y entonces habrá más personas longevas que
trabajadores. ¿Cómo los vamos a sostener? Sin duda, será imposible.
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