La misma receta que se le aplicó al pueblo mexicano
hace no mucho, con la Estela
de Luz, una obra presupuestada en 200 millones de pesos y que se multiplicó por
siete, se la quiere aplicar ahora la constructora española Sacyr al gobierno
panameño con una ampliación del famoso Canal.
La
historia mexicana fue la de un fraude monumental bien planeado: se cotizó barato
y, una vez empezaba la obra, salió a la luz el verdadero presupuesto. El gobierno
calderonista no se podía echar para atrás. ¿Cómo detener, una vez iniciada, la
obra conmemorativa del bicentenario de la independencia y el centenario del
genocid… de la revolución?
Calderón,
para que no le pasara lo que a la dictadura comunista norcoreana con el famoso Hotel Ryugyong e hiciera un ridículo monumental, autorizó un presupuesto
exorbitante, algo así como 1.600 millones de pesos más de lo que se dijo en un
principio (108 millones de dólares, para quienes no conozcan el peso mexicano).
Y con tal de terminar la famosa Estela de Luz, probablemente ya tenían otros
mil millones listos por si se rompía algún cable. El gobierno quería terminar
la obra fuera como fuera, y lo menos tarde posible (se tardaron más de un año).
En
Panamá, una ampliación del Canal fue cotizada por la constructora española Sacyr
en 3.200 millones de dólares. La cosa es grande. Y lo raro es que se abarataron
mil millones menos que el presupuesto más cercano. Como para fruncir el ceño. Pero
finalmente como es lógico se le adjudicó la obra a quien cotizó más barato,
amen de que Sacyr es una empresa de renombre.
Ahora
resulta que no. Que hace falta aumentar el presupuesto en 50%. Como 1.600
millones de dólares son por mucho más que la fortuna de la gran mayoría de
millonarios del mundo, los panameños pusieron el grito en las alturas.
Sacyr
argumenta que es normal que una obra de tal envergadura tenga gastos
imprevistos. Pero lo cierto es que quieren hacerla cumplir con el contrato a
carta cabal. Primero porque los imprevistos deben de contemplarse precisamente
antes de cotizar. Si una constructora aumenta, una vez iniciado un proyecto, el
presupuesto en un porcentaje tal alto, da a entender que no analizó bien lo que
estaba presupuestando o que sencillamente hay malos manejos.
Por
lo general, en las obras sólo se admiten variaciones del 10%, sean de la
magnitud que sean. Cuando se cotiza una, se supone que quien lo hace debe de
saber lo que está haciendo.
Pero
como las cosas ya se salieron de control y el pleito ya está avanzado, el
Gobierno español se ha visto en la necesidad de intervenir para aplacar los ánimos.
No obstante, los panameños quieren que se cumpla con el contrato acordado sin
aflojar un dólar más. A ver en qué termina todo.
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