sábado, 3 de enero de 2015

Juárez y Maximiliano, una novela histórica los enfrenta

No pocos aficionados a la historia de México habrían deseado un encuentro entre Juárez y Maximiliano del que hubiera constancia. El emperador lo deseó y lo solicitó repetidas veces, mas el presidente republicano se negó siempre argumentado que nada tenía que hablar con él

Lo que queda claro es que habría sido un duelo de titanes. Juárez era un abogado sumamente culto, leía a los clásicos y a los teóricos de la revolución francesa, dominaba su dialecto natal, el zapoteca, pero no mejor que el español y el latín, y tenía profundos conocimientos de inglés y francés.

Maximiliano, por su parte, había gozaba de una esmerada educación como archiduque de Austria, los miembros de la realeza mejor preparados de toda Europa, debido a que gobernaban un imperio poliglota. Sabía los idiomas más importantes de los países bajo el mando de su familia, que en una época llegaron a ser más de diez, además de que dominaba a la perfección el francés, el inglés, el griego y el latín.

Estos dos hombres, sobradamente cultos y políglotas, gobernaron México al mismo tiempo, uno republicano y el otro monárquico. Eran enemigos, pero ambos eran muy sabios. Una charla entre los dos quizás habría dejado un enorme legado para la historia, pero como no se realizó, o si se realizó no hay constancia de ella, nos la han servido en forma de novela, de una de las mejores novelas históricas sobre el segundo imperio. Se titula: Juárez en el Convento de las Capuchinas: la reunión secreta con Maximiliano.

Aquí una de las perlas que se pueden hallar en su interior: ¿Por qué quiso ser emperador, si es un cargo que da enemigos y usted, me queda claro, no nació para tenerlos? Cortesía, como puede entenderse, de Juárez, pero también Maximiliano se defiende, también argumenta y también parece tener la razón por momentos.

El duelo es de titanes, de caballeros a fin de cuentas que, al final, pese a las circunstancias, parecen entenderse y tomarse afecto.


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